Un nutrido grupo de calingastinos fueron parte de la final del reducido que dejó nuevamente a San Martín en primera.
Pasaron cinco años de aquel triste descenso a la segunda categoría del fútbol argentino.
En cancha el 7 de abril del 2019 estuvieron el capitán Luis Ardente quien ya había estado en otro descenso ante River; Prósperi, Mattia, Puchetta, Milo; Bogado, Fissore, Gelabert; Villarruel, Osorio Botello y Dening. Dirigidos por “Yagui” Forestello, aquel mismo que una vez descendió y se quedó para subir nuevamente. Le ganaron a Talleres por 2 a 1 pero no alcanzó para lograr el milagro de no descender. Tuvieron que pasar varias campañas para que San Martín vuelva a tener la plaza que se merece: la primera división. La alegría fue doble teniendo en cuenta que el rival era un cuyano, Gimnasia de Mendoza.
Dicen que la pasión no conoce los límites y que el hombre puede cambiar a lo largo de su vida, de religión, pareja, trabajo o afiliación política pero no el sentimiento por sus colores. De ahí que la familia Toro de Calingasta, viajó más de 8 horas y 700 kilómetros hasta llegar a la provincia de Córdoba donde el Gigante de Alberdi fue el escenario para una nueva epopeya verdinegra.
Los muchachos aprovecharon previo al encuentro, para visitar el centro cordobés y la turística ciudad de Carlos Paz, ¡hasta se sacaron fotos en el famoso Reloj Cucú!
La euforia fue inolvidable cuando Federico González y Nazareno Fúnez – a los 55′ y 78′ del ST – con dos cabezazos inapelables, le dieron a todo San Juan la posibilidad de festejar el cuarto ascenso desde su fundación allá por 1907.
Los calingastinos se mostraron orgullosos de enarbolar la bandera verdinegra con la leyenda «Calingasta es Verdinegro».
Los afortunados en ver a su amado San Martín ganando una finalísima ante un mendocino fueron los Toro con Raúl, Ramón, Sebastián, Osvaldo y Federico más la compañía de Nahuel Dávila, Sebastián Ramos, Ulises Lazo y Alexander Ricabarren que peregrinaron en un largo viaje y se pegaron la vuelta con la mochila cargada de alegría.
La disfonía es un signo de lo que dejó la emoción de un nuevo ascenso, pero el recuerdo infinito de presenciar una vuelta a primera división no tiene precio para los nueve fanáticos calingastinos de San Martín.
POR REDACCIÓN DIARIO REVOLUCIÓN.
CALINGASTA, SAN JUAN, ARGENTINA.