Las evidencias del cambio climático cada vez son más obvias y agresivas sobre el ser humano.
España sufre desde el pasado domingo la cuarta ola de calor en lo que va de verano. Temperaturas inusualmente altas que han provocado la muerte a 2.035 personas en lo que va de época estival, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO). Fallecimientos por golpe de calor o atribuibles a las consecuencias del ascenso de los termómetros, una realidad que se consolida y crece con los años.
Las evidencias del cambio climático se manifiestan por todo el país: desde incendios hasta el incremento de medusas en las costas son una expresión de la crisis climática. Las muertes por calor son otro de los indicios en un contexto de emergencia climática.
Ante la constante crecida de las temperaturas, José Luis Camacho, portavoz de AEMET, apunta que “es normal que se vayan rompiendo récords de temperatura máxima con mayor frecuencia que antes” debido al “entorno de cambio climático global” que atraviesa la Tierra.
Pedro Zorrilla, coordinador de campañas de Cambio Climático y combustibles fósiles de Greenpeace España, califica estas muertes como “trágicas” y a la vez “una evidencia más del cambio climático”. El ecologista sostiene que “no es que el calor cause molestias, es que causa graves problemas de salud”, para lo que se deberían tomar medidas al respecto.
La organización sostiene que no habrá remedio si las dinámicas actuales no varían, y lejos de ello, cada vez se aumentan: “La fuente del problema son las emisiones de combustibles fósiles. Cada año emitimos más que el año anterior, echamos gasolina al fuego, nunca mejor dicho. Las previsiones que los científicos del IPCC daban para el año 2050 han llegado ya, el cambio climático se produce antes de lo esperado”, apunta Zorrilla.